El Pingüino de Magallanes es el habitante más famoso de la Antártida, el continente más frío e inhóspito del planeta. Es una simpática ave de cinco kilos de peso en su edad adulta y que pasa la mayor parte de su vida en el mar del continente blanco.
Un día de mayo del 2007 un pescador de la Reserva Nacional de Paracas, ubicada a 300 kilómetros de la ciudad de Lima en Perú, encontró a una de estas aves escondida entre las rocas con una ala dañada, llevando al malherido animal a las autoridades locales para que velaran por su cuidado.
El ave estaba en proceso de cambio de pelaje, por lo que se asume que estuvo varias semanas varado en las playas peruanas antes de ser encontrado.
Lo increíble de la historia fue que este animal viajó aproximadamente cinco mil kilómetros para llegar hasta ahí, terminando en aguas que son 6ºC más calientes que en su hábitat natural. Los biólogos peruanos quedaron asombrados y la noticia dio rápidamente la vuelta al mundo.
El ave fue curado de sus heridas y puesto en un lugar especial, mientras los biólogos peruanos decidían sobre su futuro siendo la devolución a las aguas antárticas la opción más sensata por el bien del animal, ya que una situación de estrés podría ocasionar su muerte.
Los científicos no pudieron explicar las causas que hicieron que este pingüino termine tan lejos de la Antártida, especialmente en aguas donde nunca ha residido antes. A pesar de las diversas hipótesis que intentan explicar este curioso viaje la más probable también es la más sencilla: simplemente el ave perdió la brújula y se perdió, nadando miles de kilómetros hasta encontrar la costa.
Sin embargo más de uno piensa que podría ser el inicio de una consecuencia más que está originando el calentamiento global, la migración de especies animales a lugares nunca antes pensados. Aunque esta conjetura ha sido descartada por los biólogos locales porque sólo fue un individuo perdido, lo que si es cierto es que una de las especies que más sufrirían esta posible situación sería el pingüino de Magallanes, que ya demostró la capacidad migratoria que tiene.
Un día de mayo del 2007 un pescador de la Reserva Nacional de Paracas, ubicada a 300 kilómetros de la ciudad de Lima en Perú, encontró a una de estas aves escondida entre las rocas con una ala dañada, llevando al malherido animal a las autoridades locales para que velaran por su cuidado.
El ave estaba en proceso de cambio de pelaje, por lo que se asume que estuvo varias semanas varado en las playas peruanas antes de ser encontrado.
Lo increíble de la historia fue que este animal viajó aproximadamente cinco mil kilómetros para llegar hasta ahí, terminando en aguas que son 6ºC más calientes que en su hábitat natural. Los biólogos peruanos quedaron asombrados y la noticia dio rápidamente la vuelta al mundo.
El ave fue curado de sus heridas y puesto en un lugar especial, mientras los biólogos peruanos decidían sobre su futuro siendo la devolución a las aguas antárticas la opción más sensata por el bien del animal, ya que una situación de estrés podría ocasionar su muerte.
Los científicos no pudieron explicar las causas que hicieron que este pingüino termine tan lejos de la Antártida, especialmente en aguas donde nunca ha residido antes. A pesar de las diversas hipótesis que intentan explicar este curioso viaje la más probable también es la más sencilla: simplemente el ave perdió la brújula y se perdió, nadando miles de kilómetros hasta encontrar la costa.
Sin embargo más de uno piensa que podría ser el inicio de una consecuencia más que está originando el calentamiento global, la migración de especies animales a lugares nunca antes pensados. Aunque esta conjetura ha sido descartada por los biólogos locales porque sólo fue un individuo perdido, lo que si es cierto es que una de las especies que más sufrirían esta posible situación sería el pingüino de Magallanes, que ya demostró la capacidad migratoria que tiene.
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